BAJITO Y CLARO

Nunca quise manchar el tiempo
pasando por él a pisotones,
mejor de puntillas, silenciosamente,
dejando la leve estela de una caricia,
del roce de un beso en la piel del que quiso verme.
Que leí mil veces que hay que dejar una huella
y nunca una cicatriz,
pues heridos, sin caricias
nos volvemos como fieras,
o aún más peligrosos.
Nunca quise brillar como una estrella,
el triunfo fatuo se lo dejo a otros,
yo prefiero que alguien me ame
a que me arrebaten todos.
Y aprendí poquito a poco
el valor de las palabras
en su auténtico significado,
el más puro, más elevado
más perfecto.
Quise hablar siempre bajito,
sencillo y tierno,
claro y conciso.
Y caminé de puntillas,
tropezando y cayendo,
levantándome mil veces sin rencor.
pues heridos, sin dulzura,
nos convertimos en bestias,
o aún peor,
en humanos malheridos
de desamor.

Marga Escuder Gea