EN LA COSTUMBRE DEL ABISMO

 A veces la vida es un incendio gélido

esa ternura que sangra despacio

Te sientas en la orilla del día

en la costumbre del abismo

con el alma llena de ruido 

y aprendes que existir

es aprender a morir 

sin morirse todavía.

Esa mentira verdadera

te acaricia con dedos que arden,

te deja la piel perfumada de ceniza.

Todo lo que duele, respira.

Todo lo que se va, se queda.

Hay una música en la rotura

una claridad que nace de la sombra,

una fidelidad en cada abandono.

Y cuando crees que ya entiendes algo,

la realidad cambia de acera,

se ríe bajito y a escondidas

y te devuelve a la infancia a su manera

Que el tiempo pasa sin pasar,

como la herida que no sangra

y que nunca cicatriza.

Y sigues buscando el sentido

en la palabra que te niega,

en la mirada que no mira,

en el silencio que te nombra

en la verdad que es mentira

Y te sientas en la orilla de los días

o en la costumbre del abismo.


Margarita Escuder Gea



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