DANDO LA VUELTA.



Bajo deprisa la empinada cuesta
que el esfuerzo de los años me ayudó a subir,
me di la vuelta, no hubo más tiempo,
ni el esplendor del mirador en su cima,
ni el espacio abierto, ni la risa de la conquista
cerraron los núcleos,
me tragó la espesura de la espera
y me dí la vuelta, así, sin más,
aceptando las derrotas, aceptando la verdad.
Todo cuesta abajo me parece más real,
no hay sudores en la frente, ni cansancio,
llegué a una meta imposible de aferrar
y abrí mis manos, solté, la dejé escapar.
Desciendo rápido la empinada cuesta
el camino sigue hacia otro lugar,
los pies lo llevan, y en los adentros
un latido permanece, la sangre se agolpa en la memoria,
como un coágulo quedará pegado el recuerdo a mi mente,
a mi corazón, a esa suma de lo que debe ser mi alma.

MEG- 

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