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HABITÉ TU HUELLA
Quizás el cielo enfureció,
los pájaros revolvieron las nubes
mientras pensábamos nuestro amor.
Quizás no cabían las cosas
el espacio no cedía a alojarlas.
Quizás tú eras gigante
y yo siempre habité en tu huella.
Y la lluvia fuera necesaria.
En tus ojos se hizo la tormenta
y fue en mi piel la riada.
Y el aleteo atolondrado de la alondra
nos despertó en la conciencia.
Quizás no cabían las palabras
cuando sólo escuchaba un costado
lejano de la mañana.
Marga Escuder Gea.
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