CEÑIDA



Ceñida al miedo,
a las normas reflejadas
a lo aprendido,
ceñida al límite,
a la frontera del deseo,
al sueño.
Ceñida a no dañar,
y sin embargo confieso
me pueden las ganas de volar,
de desceñir la pavura,
de irradiar la doctrina,
desaprender...
quitarme el corpiño del alma
desdibujar las alambradas
de mi propia piel,
dejar que las cosas me invadan
y ceñirme sólo a no dañar,
vivir sin el rasguño implacable
que, sin querer, el desceñir agravia.

Marga Escuder GeaFotografía Dominio público, commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=53369

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