ALTURA
Alzada.
La atalaya de mi iris
dominando un paisaje yerto,
pero hermoso,
sólo quedan los árboles de la vida,
sólo esas piedras sabías y eternas,
y se pueden leer las raíces,
esas manos que agarran la tierra
y tiran de ella hacía adentro
como guardianas celosas,
celadoras de los horizontes.
Altiva, sí, de cabeza erguida
y corazón inclinado,
oidora de silencios
medium del amor
dueña de casi nada.
La tormenta quiso barrerme
pero el río me trajo los nidos
de una alborada.
Atalaya.
Estar a flote
para poder dar.
Marga Escuder Gea.
fotografía de spanishwinelover.com
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