ESTABA

Estaba entre dos aguas
y un reflejo,
estaba entre luces
y entre sombras,
en un limbo privado,
un coto sin caza,
una alambrada redonda.
Estaba prendida sin alfileres,
fiel a lo que sentía,
infiel a la razón.
Seguía viva por inercia,
seguía la estela de un deseo
que no daba por perdido.
Jugaba con la magia
de la alquimia.
Y así, mojada,
deslumbrada, flotando,
libre en un secuestro,
atada con sus propias espinas,
se juró amarle de por muerte,
de por vida,
eternamente,
se prometió a la fe de que algún día
serían ambos,
y caminarían el mismo paso,
el mismo ritmo,
el mismo destino.

A veces, el amor,
sólo tarda un poco más en llegar.

Marga Escuder Gea.


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