Eco en las piedras.



No es delito soñar tu amor,
porque sólo es un deseo.
Por no saberlo ni lo sabe el viento,
ni lo sabes tú.
No está mal pensarte en mis adentros
nombrarte mil veces
llamarte de lejos
porque el eco no lleva el peso
de tu nombre en sus hombros,
ni tan sólo un atisbo de voz
se escapó de entre mis labios,
y mis pensamientos se hallan sellados
entreabiertos tan solo
cuando parpadeo y se escapa tu rostro.
Y también cuando te escribo
con tinta invisible a tus ojos
que me enamoré de tí
ese papel en blanco
que aún está por escribir.

Marga Escuder Gea



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