REFUGIADA



No tengo más refugio
que tus brazos
que tus fuertes manos,
tu voz es el arrullo que me acuna
en los bajos momentos que paso.
Y no hay más reclamo en nuestra historia
que el pulso y fuerza que nos damos.
No pedimos ninguno a cambio nada
que esta dulce entrega compartida,
aunque a veces, debo confesar que miento
que todo el amor que yo siento
queda escondido en ese cándido beso
que he dejado en tu mejilla.
No tengo más refugio
que tus brazos,
el timbre de tu voz será mi nana
o la alerta que me haga despertar
en la mañana.
No tengo nada,
ya no me queda nada.
Y refugiada entre tus brazos,
somnolienta o despierta,
quiero estar.
Y no hay más reclamo en nuestra historia
que el pulso y fuerza que nos damos.
Tu silencio ocluso en mi temor,
llorando la tristeza de este todo
condenado a nada.
No tengo más refugio que tus brazos
y niego que te amo si te encuentro,
más refugio que tus labios
que saludándome, rozan mi cara.
No me queda nada que entregar.
Refugiada entre tus brazos,
No hay más en esta historia.
Fue un lento tren y llegó con retraso.

Marga Escuder Gea.




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