SURCOS



Miro tu rostro,
lo erosionó la arena,
una playa de espera acelerada,
un suspiro veloz,
miro tu rostro, ya no está terso,
pero igual me enamora.
Miro tus azules ojos,
ellos quieren escapar de esos pliegues,
me miran, chiquillos todavía,
no quiero ver más allá de ellos,
entonces me lamento
de saber interpretarlos.
Es casi una maldición lo que me ocurre,
no quiero ver las cosas tras el grueso cristal
de esa bola de futuro,
no quiero ese don, me sobrepasa,
y si a mi me asusta
a los demás, sé que espanta.
Sí, se aja la piel,
los contornos ceden
como si adivinaran
posturas más tolerantes,
los surcos no son sino saber,
arados de conocimiento
en dermis y cerebros,
surcos, grietas terrosas
que esconden horas,
que arropan y cobijan
imágenes y flashes,
impactos que se sellan
junto a las decisiones.
Y yo no quiero querer amarte.

Marga Escuder Gea



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