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LA ORILLA DE LA MUERTE
Qué alerta queda el corazón
con los silencios,
yo que debo cobijarme
de las las hirientes palabras.
No hay un camino sin piedras
sino en las playas de la muerte,
en esas orillas donde el mar del olvido
besa y arrastra hacía él, mi propia vanidad.
Estúpida al creer aún en un mañana,
necia y cretina confiando todavía en el amor.
no existe ya para mi el aliento
de confiar en otra alma
que no sea la mia,
y ella, cansada,
y envuelta en remolino con las olas,
agoniza bebiendo la sal de las aguas
Qué abiertos quedan los ojos
con los actos.
Y qué lástima cuando se mezcla el océano
con tus propias lágrimas.
Marga Escuder Gea.
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