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ROUTERS
De saber me cansé
en este incierto paraíso artificial,
entre cables y ondas,
entre palabras que vuelan en el aire,
imágenes que flotan, mucha información.
De conocer me he cansado
los vacíos poderosos que invaden el existir
leve de una vida que camina entre aparatos
y ventas de datos.
Saber poco o conocer demasiado
gentes que pasan veloces comos sus routers,
cada vez mejorados en usar los medios
y las palabras efímeras.
Sólo vale el momento,
un ahora tan fugaz como inútil,
y cuentan estadísticas hechas para quedar bien,
para sumar al engroso del soy normal,
del poseo, luego existo.
Nací vieja, es mi tormento,
no encajo, soy una pieza deformada
por la realidad que me ahoga.
Ese latir constante y acelerado
de una sociedad que va a contrareloj,
un tictac marcando metas megalomanas,
exigencias ambiguas, pasos de gigantes
en piernas cortas.
En el cielo cuento docenas de estelas por minuto,
colas de cometas que dejan a su paso los aviones,
deseos que no pueden pedirse.
El sol quema más, y nos ciega por momentos.
Las noches son cortas para soñar.
Los niños cantan canciones robadas a los adultos,
y sus juegos les inculcan las prisas y ganar,
ganar a toda costa,
la muerte en ellos no significa nada,
a lo más, ir ganando monedas falsas
por cada una de ellas.
Quise ser médico, ahora quisiera ser ingeniero,
y ponerle un freno de mano a este loco mundo,
que el núcleo se detenga,
un frenado de emergencia urgente,
un trompo total a la vida.
Volver a empezar.
Marga Escuder Gea
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