EL AYER NO VUELVE
No será ya más igual
eso lo he aprendido,
no hace falta ya
zurzir calcetines,
ni tener el mejor de los puntos.
Ya no se llevan los bordados,
ni las prendas que se miman.
Todo lleva un código de barras
con su fecha de caducidad.
Y nosotros no ibamos a ser menos.
No será más igual
que cuando pinté las paredes
de la calle con la tiza,
ni cuando saltaba a comba,
Nunca más volverán
a ser apoyadas las sillas en la calle,
esperando que el frescor
y los gritos de los críos
nos encanten.
Ni pasará el basurero
al mediodía
regalando a las crias alguna muñeca
aún conservada.
La que tiraron los ricos
porque les sobraba.
No más lo mismo,
ahora la pobreza tiene rabia,
y la riqueza no tira al necesitado.
Nunca más igual,
la lentitud en hablar,
el brillo de los ojos
abriéndose de emoción.
De todo demasiado,
lo poco llevado a la nada.
Y el futuro no lejano
nos hallará en la frontera
entre dos mundos,
un arriba y un abajo
tan apartados como enemigos.
Marga Escuder
eso lo he aprendido,
no hace falta ya
zurzir calcetines,
ni tener el mejor de los puntos.
Ya no se llevan los bordados,
ni las prendas que se miman.
Todo lleva un código de barras
con su fecha de caducidad.
Y nosotros no ibamos a ser menos.
No será más igual
que cuando pinté las paredes
de la calle con la tiza,
ni cuando saltaba a comba,
Nunca más volverán
a ser apoyadas las sillas en la calle,
esperando que el frescor
y los gritos de los críos
nos encanten.
Ni pasará el basurero
al mediodía
regalando a las crias alguna muñeca
aún conservada.
La que tiraron los ricos
porque les sobraba.
No más lo mismo,
ahora la pobreza tiene rabia,
y la riqueza no tira al necesitado.
Nunca más igual,
la lentitud en hablar,
el brillo de los ojos
abriéndose de emoción.
De todo demasiado,
lo poco llevado a la nada.
Y el futuro no lejano
nos hallará en la frontera
entre dos mundos,
un arriba y un abajo
tan apartados como enemigos.
Marga Escuder
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