YA VES

Ya ves, aquí estoy conmigo misma,
me hago toda la compañía que puedo,
e intento conocerme aún más.
Ya estoy acostumbrada a mi reflejo.
Y si vivo o muero y no le importa a nadie
lo trago con un sorbo de una copa de vino.
La estoy alzando en brindis por tí,
por tu felicidad y tu futuro,
no preciso que me retornes nada
de lo que te entregué en su día,
ahora ya no puedo llorar más
y prometí reír al futuro.

El reloj marca los minutos
y las alarmas suenan a tiempo
para comenzar las tareas.
Escribo y sueño, lanzo pequeños conjuros
de magia blanca, sólo para sobrevivir,
e intento mirar los ojos de los niños,
buscar esa luz universal, que se esconde
en el agua que aún contienen.
Escribo y ya no espero nada
y a veces, sí, tengo mucho miedo,
pero lo trago con un pequeño sorbo
de una copa de vino,
y esta vez brindo por mí.

Porque cuando flaqueo y necesito fuerzas,
estoy yo sola, y mis letras,
el vómito de tinta mezclado con la sal de las lágrimas,
el dulce trago de la existencia de lo mejor que hice,
no guardo rencores, ya pedí todo el perdón,
no guardo heridas, dejé libres las culpas
tuyas y mías,
no guardo la caída, liberé las causas
dejándolas partir con destino al olvido.

Y ya ves, aquí estoy conmigo misma,
me hago mi propia entrega,
y si acaso aún sueño con la respiración acompasada
de un guerrero urbano y cercano,
aprender ambos a vernos a través de nuestro sentir.

Marga Escuder Gea
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