QUÉ DIRÉIS DE MÍ CUANDO HAYA MUERTO

Qué diréis de mí cuando haya muerto...
quizás los comentarios fatuos de lo que roza lo vago, lo corriente,
para salir del paso y quedar como grandes conocedores
de una vida que, ni siquiera la mía,
debiera resumirse en un corto párrafo.
Nadie debiera hablar de nadie
cuando hayamos muerto,
debieran si acaso cerrar los ojos un momento
y recordar si es posible un breve gesto,una mirada
o un abrazo, que si ocurrió
sería una linda encomienda para un entierro.
Pero no ese discurso gastado
con palabras raídas de tanto pronunciarse,
debieran poner la foto de una luna nueva,
o mover una pluma por el viento,
o dejar volar una bolsa de plástico
llena de hojas secas.
Una nota de música.
El recuerdo de un beso no dado.
Una sola imagen que recuerde un hecho,
un solo hecho insignificante que destelle en vuestras almas,
porque si no surge,
prefiero el olvido a que se me confunda.
Qué diréis de mí cuando yo haya muerto...
Prefiero un silencio bañado en una lágrima,
y que las voces pueda sentirlas mientras
me acaricias en vida las fibras de mi alma.

Marga Escuder Gea


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