MORIRME

Volar con las notas
que salen de su partitura
y se esparcen por el aire de la sala;
me aferro a ellas y me transportan,
Pedazos de ayer. Olvido.
Principio hoy de nuevas brisas. No las trae.
Me arrodillo e imploro este mágico momento
en que ya mi corazón no palpite
y quede el vacío y la nada,
que el siguiente paso temo a pensar,
por desvarío de soledades,
eterna mirada al interior,
cuando te falta la respiración
y anhelas un oído bajo un crucifijo
aún no ideado.
La confesión de la desesperación
no es pecado, no necesito un cura ni un médico.
Necesito el universo,
desconectar los cables que me mantienen
aferrada a ésto que le llaman vida.
Si nada me asombra, sombra soy
y oscuridad no quiero ser, viva,
la oscuridad pertenece a la muerte,
ese don juan vestido de negro
que me hace la corte,
que me ronda, con él quiero ir...
me enamora ese hueso de tuétano putrefacto,
y sus largas y huesudas manos
tienen el talento de estremecer mi piel ahora,
si, morirme quiero, ir de su brazo,
no fue su guadaña la que me ha lastimado,
las profundas cicatrices, esos gestos huraños
escondidos en pliegues,
me las hizo la luz, porque cegada,
al abismo de espinas me abalancé.
La muerte no tiene ojos,
hay un túnel que lleva directo a la nada.
Una entrada a otra dimensión no escrutada.
Al silencio. A medida que la luz cesa
y una a una, las neuronas mata.
Ponle banda sonora a mi vida si la recuerdas,
y una guitarra cuando me despidas.

Marga Escuder Gea



Comentarios

Entradas populares