...-él-... se ha vuelto como un trago eterno de absenta". Del libro Casi Cotidiano
Los poetas son verdaderos locos, desbordados de cordura.
MEG
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BARCELONA
Bajar la calle, hacía el mar, y llegar a la zona adoquinada que guarda el pasado entre sus juntas, carros rodaron por encima de esas piedras ahora moldeadas por el tiempo y el constante roce de cascos y suelas. Mirar al suelo mientras camino para no perder el arraigo al asfalto. Quiero formar parte de tus recodos, de tus esquinas, quiero pertenecer a esta tierra sobre la que te has alzado con tus casas y tus balcones al cielo, ciudad querida, bajar la calle hacia el mar y volviendo la mirada encontrarme con el verde en las montañas a través de las rectas hileras donde abren caminos los arboles. Quiero percibir tus aguas perfumadas de sal dulce, quiero pisar tus playas, las terrazas de los bares en las calles. con sus sombrillas blancas, como sábanas tendidas para caer enamorada. Sabor a domingo de verano, volviendo a casa el helado en la mano, en los pies las chanclas, las golondrinas trisando en el cielo tan orgullosas como altas, ese canto que siempre espero como el mismo poeta anunciaba, año tras año, en una perpetua espera de sus cantos, mirar al cielo y ver sus alas como flechas a la luz del sol. Mi amada ciudad, señora de la comarca, todo de ti queda plasmado en mi retina cámara oscura que fotografía en cada pestañeo, que hasta tus baldosas son flores con nombre propio, única e irrepetible, te respiran los artistas como un París, ciudad de luz y de letras, caricias de historia y de saber, que no te confundan, que el pasado siempre pasó, queda atrás para solemne lectura, aprendizaje de futuro. Tú, cuadrícula perfecta en ensanche, sueños a la vera de un mediterráneo que se rinde a tus pies. Vanguardia de culturas, sigue abriendo tus alas y no te limites con fronteras, siempre has sido moderna, no envejezcas ahora ni pienses en penas que ya limpiaron ojos llorosos en su día, no guardes rencores, sigue creciendo hacia el firmamento, que eres princesa en un reino mágico, desde la piedra más vieja de la casa centenaria, hasta el cristal más brillante clavado en las nubes blancas. Bajar las calles dirección a la línea que une el cielo con el mar en un eterno beso. Barcelona.
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