Adagio de mi tiempo.


Mírame ahora que te miro directo
que mi pupila ya no se mueve
como si supiera que el amor ha muerto
y me arrastra con él a ese recodo
que mis palabras coinciden con mis pensamientos
y no como antes, incapaz de decir no
embelesada por tus cuentos
ahora que ya sin ira ni sentimiento
puedo decir que todo queda atrás
y se diluye con el viento.
El último jirón de mi lamento
se ha arrancado esta tarde
al ver que ya no te siento
que el vacío de lo que dices
suena repetido
como ese eco que propaga el aire
chocando contra los muros verdes
de las montañas,
que tu imagen a la que adoraba
se volvió enana de pronto
-quizás no, quizás fue un proceso
largo y doloroso-
mírame ahora aprovecha
esa muerte de mis ojos
para mirar fijamente.
cuéntame verdades mi amor,
cuéntame como a una amiga
que ya no te juzgaré
pues mi pupila está inerte
Sólo deja escapar una última lágrima
de despedida
no sé qué haré
fué tanto amor el que te tuve
que no puedo por más
que sentirme vacía
aunque llene estos huecos vanos
con lo que puedo
Nunca fui poeta
ni tal vez talento
sólo corazón, a veces impulsado
por lo que debo,
pero ahora entiendo,
a veces has de ahogar las penas
para seguir hacia adelante corriendo,
aunque sea en una vaso
de clara ginebra.


Margarita Escuder Gea

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